Valladolid nos esperaba con los Nacionales de XCO 2020. Después de haberse suspendido dos veces y trasladado sus fechas, el 19 de septiembre era el día marcado en rojo, para dar lo mejor de mí e intentar mejorar el 5º puesto del 2019 en Arguedas. Llegábamos en un estado de forma muy bueno y con mucha confianza, aun sabiendo que nos encontraríamos duros rivales. El resumen final lo defino en una frase: El año que mejor preparados íbamos, hacemos el peor resultado.
El jueves 17 partíamos hacia tierras puzelanas, con nuestra caravana y todo el staff técnico para la ocasión, comandado por mi hermano Javier Espada.
A escasos 90 km de llegar, decidimos parar a cenar y dormir, en una zona apropiada. A la mañana siguiente, más descansados, nos poníamos en marcha hacia el circuito, después de un buen desayuno. A las 10 h de la mañana y con un sol espléndido, empezamos a montar el padock.
Tocaba reconocer el circuito, aun sabiendo que el día de la carrera sería totalmente distinto. Daban lluvias y un temporal. Pero como no te puedes fiar y el tiempo cambia cada segundo........
Tres vueltas nos bastaron para saber que el sábado se haría muy duro, con el barro que se esperaba. Por eso preparamos las cubiertas de barro en el segundo juego de ruedas.
Comenzaban a llegar los equipos y crecía el ambiente y la tensión de las carreras. Nosotros teníamos los deberes hechos. Por eso cenamos pronto y nos fuimos a dormir.
A las 06:30 h sonaba el despertador, pero no habría hecho falta. Había estado toda la noche sin parar de llover y el ruido que hacía al golpear la caravana, dificultó soñar bonito. El día estaba de perros. Muchos corredores nos hacíamos la misma pregunta: ¿merecía la pena correr? Yo lo tenía claro, pero no mucho.
La parrilla de salida estaba impracticable y supuse que los tramos técnicos del circuito, estarían igual. Por eso montamos cubiertas de barro extremo.
Dichas cubiertas me lastraban en la primera rampa de pista, pero tenía pensado atacar en las ascensiones de barro, donde la mayoría, con cubiertas de seco, tenían que bajarse de la bici.
Después del tramo de pista, venía la primera senda; intenté entrar con el grupo de cabeza, pero se me fueron 5 segundos y ahí se acabó todo.
No salió bien la jugada. En el cómputo general de una vuelta, mis neumáticos de barro, penalizaban más que ganar. Así que nos pusimos a remar duro. El barro dificultaba encalar y perdíamos muchas posiciones cada vez que nos bajábamos de la bici. Las calas se llenaban de barro y con las piedras, se creaba un pasta que hacía imposible meter la cala en el pedal. Los nervios dificultaban aún más dicha acción.....Dios!!!!!!! se me estaba yendo la carrera y no podía hacer nada!!!!! sólo remar y remar....
Hasta que dije basta!!!!!! Ante esa situación, me dediqué a darle a los pedales, imaginando que era un entreno duro. Visualizaba que estaba solo y así me relajé un poco. No fue tarea fácil ya que muchos corredores nos juntábamos en el trazado. Unos con averías, caídas, juramentos, etc....
Al final entramos en una 8ª posición (de 23 rivales) que nos dejó un sabor muy amargo. Era el año que mejor estábamos y no pudimos desarrollar todo nuestro potencial. En seco creo que otro gallo hubiera cantado. Eso de llegar a las rampas duras, no tener agarre para ponerte de pie y apretar........creo que marcó el resultado final.
Pero como siempre digo, hay que torear en todas las plazas y las dificultades están para todos. Lo que ocurre, es que algunos van mejor en unas condiciones y otros en otras. El año que viene lo volveremos a intentar; eso lo tenemos claro. Hasta entonces seguiremos exprimiéndonos, para intentar mejorar cada día.
GO POWER!!!!!!!!!!!
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